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El transporte de última milla después de la pandemia

Movilidad 7 Sep 2021

En 2020 el comercio electrónico subió más de un 20% en España y las previsiones para 2021 es que lo haga otro 24% más. El auge del e-commerce, de la comida a domicilio y del comercio de proximidad, acelerado por el cambio de hábitos de consumo que ha provocado la pandemia, ha hecho que el transporte de “última milla” con vehículos comerciales se dispare.

 

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Este incremento del transporte de paquetería, comida y abastecimiento de pequeños comercios ha provocado una activación del mercado de furgonetas: las ventas de vehículos comerciales ligeros acumulan una subida del 39,9%, con 88.073 unidades, en el primer semestre del año respecto a las cifras de 2020. Eso sí, estos números siguen estando un 23,9% por debajo de los del primer semestre de 2019. Y no solo eso, también ha crecido la conciencia medioambiental del sector y la demanda de una flexibilización de las flotas de ese tipo de vehículos, con productos flexibles de renting de furgonetas adaptados a las necesidades del sector.

 

Sostenibilidad del transporte ligero

Las ciudades están preocupadas por el aumento de tráfico y de emisiones que genera este sector, que además de afectar al calentamiento global, también suponen una amenaza a la salud de los ciudadanos. No hay que olvidar que España cuenta con uno de los parques de comerciales más antiguos y contaminantes de Europa, con una media de edad de trece años. Se trata de un parque total de más de 2,4 millones de vehículos, de los que solo dos de cada 100 con menos de cuatro años funcionan con combustibles diferentes a la gasolina y el diésel en 2019. Pese a los esfuerzos de los fabricantes y los gobiernos por desincentivar el diésel, este sigue sumando el 82,9% de la flota total.

 A las normativas de las ciudades para restringir las emisiones de los vehículos de reparto (accesos limitados y zonas de bajas emisiones en todos los municipios de más de 50.000 habitantes y capitales de provincia previstas en la Ley de Cambio Climático), se suma la conciencia social de las empresas y sus programas de RSC, que promueven la reducción de la huella medioambiental como objetivo prioritario. Y todo ello con una clara apuesta de los fabricantes por lanzar vehículos comerciales ligeros más sostenibles y electrificados.

 La tendencia es muy clara: el sector avanza hacia su electrificación por los múltiples beneficios que esta aporta. Además de eliminar las emisiones locales y la contaminación acústica, las furgonetas eléctricas tienen un coste de explotación más bajo por el ahorro energético (consumen menos, y además la electricidad es más barata que el combustible) y en mantenimiento. Además, son vehículos ideales para el reparto urbano por su aceleración instantánea y cambio automático. Mucho más a futuro aparecen en el horizonte las flotas de vehículos autónomos de reparto y los drones.

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En torno a ellos se están creando nuevos productos de renting de vehículos comerciales eléctricos para pymes y autónomos. Como el ‘todo en uno’ de Arval, que ofrece, además del vehículo, su propio poste de recarga hasta la facilidad de acceso a otros distribuidos en parkings, todo ello incluido en una cuota.

 Por otro lado, los avances en la gestión de flotas están permitiendo la optimización de rutas y la mejora de los hábitos de conducción de los repartidores para reducir el consumo energético del transporte. Y también se trabaja en la recogida en boxes, en tiendas multimarca o en la entrega en el maletero del coche del cliente, para optimizar el transporte.

 Pero para cerrar el círculo hacen falta más cambios. Por ejemplo, el desarrollo de minicentros logísticos cerca de la ciudad, desde los que se ‘dispare’ la mercancía hasta el destinatario final con vehículos ligeros ecológicos. Por otra parte, el transporte pesado que abastece de mercancías a esos centros también tiene que evolucionar hacia la hibridación, electrificación y el hidrógeno.

 

Empresas y autónomos demandan flexibilidad

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En este dinámico y cambiante entorno, las empresas también demandan flexibilidad para poder ajustarse a volúmenes de trabajo en diente de sierra. Manuel Orejas, director de Marketing y Desarrollo de Negocio de Arval, cree que, en el futuro, “veremos tres modelos empresariales: desde propiedad al 100% de los vehículos de reparto hasta un trabajo completo con autónomos, pasando por un sistema mixto. Muchas acaban en este último punto: una gran flota más un número de autónomos que depende de la demanda o cubre determinadas posiciones a las que los recursos propios no llegan”.

Los avances tecnológicos en la gestión de flotas y en apps que gestionan los flujos de trabajo entre la empresa y los autónomos han potenciado estas estructuras. Amazon, que por su volumen marca tendencias, ha creado un programa que incentiva a sus empleados a crear compañías de reparto con autónomos.

“Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la distribución es cómo afrontar la flexibilidad que se necesita en momentos de mayor o menor demanda de servicios”, añade. “Va a haber un pequeño incremento del renting flexible, que es una muy buena opción (tanto para autónomos como para grandes empresas) a la hora de gestionar picos de demanda, porque la estacionalidad destroza a cualquiera, y lo mejor es no pagar inmovilizado durante el resto del año. Un autónomo que quiera jugar con uno o dos coches, puede tener el segundo en flexible”.

El renting flexible de furgonetas ofrece muchas ventajas en escenarios de incertidumbre económica, en negocios en crecimiento o en aquellos con fuertes fluctuaciones de la demanda.  El renting flexible permite disfrutar de vehículos de forma rápida, con una duración (entre 1 y 24 meses) y kilometraje adaptados a sus necesidades. Los vehículos pueden ser conducidos por más de un conductor y ofrece la misma tranquilidad que el convencional a largo plazo, pues también tiene todos los servicios incluidos.

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