El hidrógeno es una interesante fuente de energía con la que generar electricidad, y podría formar parte del futuro de un modelo de movilidad más eficiente y menos contaminante. No obstante, esto dependerá en gran medida de las formas que se empleen en su producción, ya que el único hidrógeno 100 % sostenible es el hidrógeno verde, obtenido a partir de la electrólisis del agua mediante el empleo de energías renovables. Sin embargo, el 99 % del hidrógeno que se produce en España en la actualidad es hidrógeno gris, cuya obtención requiere del empleo de hidrocarburos ligeros o gas natural, liberando CO2 durante el proceso.
Con independencia del modelo de producción de hidrógeno, el corazón de este sistema para la propulsión de vehículos está en la pila de combustible. Este dispositivo electroquímico instalado en el coche es el encargado de transformar la energía química en energía eléctrica. Una parte de la electricidad generada durante estas reacciones pone en funcionamiento el motor, mientras que la parte sobrante se acumula en una batería para usarla cuando sea necesario, generando únicamente vapor de agua.
Coches del futuro: ventajas del hidrógeno como combustible
Desde el uso de la primera pila de hidrógeno en un vehículo de General Motors en 1966, esta tecnología ha avanzado considerablemente. Aunque en 2025 sigue siendo una alternativa de movilidad sostenible en fase de exploración, los coches de hidrógenos podrían tener su espacio entre los sistemas de propulsión del futuro. No en vano, y más allá de ciertas controversias con respecto a la sostenibilidad de su obtención y a la seguridad de su manipulación y almacenamiento, el hidrógeno en automoción ofrece ciertas ventajas:
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Menos contaminación: durante su funcionamiento, los coches de hidrógeno solo expulsan vapor de agua, por lo que no producen gases de efecto invernadero. Sin embargo, estas emisiones descarbonizadas durante el uso del vehículo no son extensibles a la producción en sí de hidrógeno: el empleo de energía nuclear (hidrógeno rosa), gas natural (hidrógeno gris o azul) o carbón (hidrógeno negro/marrón) libera CO2 y otros residuos durante la fase de producción. Solo el hidrógeno obtenido con energías renovables (hidrógeno verde) se considera 100 % sostenible.
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Gran autonomía: en comparación con los coches eléctricos, los de hidrógeno tienen una autonomía mucho más larga (hasta los 700 km de media).
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Repostaje rápido: los coches de hidrógeno tienen un tiempo de repostaje similar al de los coches diésel o de gasolina (entre 3 y 5 minutos).
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Facilidades de mantenimiento: los componentes de este tipo de vehículos apenas necesitan mantenimiento, por lo que se reducen los costes y el riesgo de averías.
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Circulación en grandes ciudades: puesto que los coches de hidrógeno tienen el distintivo de Emisiones 0 de la DGT, pueden circular sin problemas por las grandes ciudades en las que existen restricciones para otro tipo de vehículos.
Desventajas de los coches de hidrógeno
Aunque los beneficios de los coches de hidrógeno están cobrando cada vez más protagonismo entre las noticias relacionadas con los coches del futuro, estos vehículos también presentan algunas desventajas:
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Mercado poco desarrollado: la producción de este tipo de vehículos todavía es bastante limitada. De hecho, el Hyundai Nexo y el Toyota Mirai son las dos únicas opciones comerciales disponibles en España en 2025.
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Precio de compra: el precio de los coches de hidrógeno sigue siendo considerablemente más alto que el de los coches eléctricos y de combustión.
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Escasez de puntos de recarga: en todo el territorio español apenas existe una decena de hidrogeneras en activo, lo que dificulta mucho la planificación de viajes de larga distancia. Parte de estas limitaciones se debe a que el hidrógeno es un gas extremadamente inflamable y explosivo, por lo que tanto su transporte como su almacenamiento presentan más dificultades que los hidrocarburos de las gasolineras tradicionales.