¿Por qué se celebra?
La bicicleta tiene múltiples beneficios para nuestro planeta y sus habitantes y la Asamblea General de las Naciones Unidas así lo ha reconocido mediante la declaración del día 3 de junio como el Día Mundial de la Bicicleta, mientras que solo con dos días de diferencia, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, el día 5 de junio. La bicicleta es una de las opciones de movilidad más sostenibles, ya que se encuentra entre los medios de transporte cuyos trayectos no emiten CO2.
Una tendencia en auge
Se espera que la bicicleta, que lleva en uso dos siglos, experimente un gran auge en los próximos años, impulsado por el deseo de hacer ejercicio y los cambios en las necesidades y comportamientos de los consumidores, pero también es debido a la gran transformación urbana que están experimentando nuestras ciudades. A nivel mundial, el mercado de bicicletas fue estimado por encima de los 60.000 millones de dólares en 2022, y se prevé que supere los 119.000 millones de dólares para 2030. España sigue esta tendencia, con un mercado de bicicletas que casi se ha duplicado en los últimos 5 años. Observando estos datos, es notable que la bicicleta ha dejado de ser percibida solo como un equipamiento de ocio y se ha convertido en un medio de transporte en sí mismo, especialmente en entornos urbanos.
Muchas compañías han visto en las bicicletas una forma de promover una movilidad más responsable y sostenible, al tiempo que les ayuda a reducir su huella ambiental. Las compañías que se ubiquen en los núcleos más céntricos, ya sea con oficinas propias o en espacios de trabajo colaborativo, serán las que más partido podrán sacarle a esta oportunidad, por ejemplo, mediante la implementación de un centro de movilidad donde convivan varias opciones de transporte sostenible, compartido y electrificado como las bicicletas eléctricas, junto con otras alternativas.
De hecho, un centro de movilidad corporativa es la opción de movilidad que un 31% de los empleados españoles encontrarían como muy atractiva si se propusiese en una oferta de trabajo de acuerdo a la Encuesta de empleados realizada por el Arval Mobility Observatory, seguida por la opción de alquiler de bicicletas, patinetes y otras formas de movilidad de dos ruedas, que escogería un 22%.
Ciudades más verdes
El papel que desempeñan las propias ciudades es si cabe aún más fundamental, ya que el diseño urbanístico definirá las posibilidades de sus habitantes para poder elegir opciones menos contaminantes.
Estamos ante una década de transformación metropolitana, ya sea con puntos de recarga o bien carriles bici, se trata de una inversión con un retorno en calidad de vida inmediato para el planeta. Si nos fijamos en los países europeos con menos contaminación, observamos que hay un factor común: desarrollo de políticas e infraestructura de movilidad pública de calidad. Finlandia y Suecia lideran la lista de países con menos emisiones, y no sorprende ver que sus capitales encabezan también el ranking de kilómetros de carril bici. Nada menos que 1.300 km de sendas ciclistas recorren las calles finlandesas, lo que demuestra que el frío clima no es un impedimento. En el caso Estocolmo, la friolera de 913 km recorren sus parques, avenidas y zonas industriales.
En el caso de España, son Barcelona (209 km), Madrid (195 km) y Sevilla (180 km) quienes toman la delantera en el total de kilómetros con vías para los usuarios de las bicicletas. Sin embargo, si tomamos como referencia la ratio entre ciudadanos y extensión de carriles bici, son ciudades como Albacete y Vitoria quienes se posicionan como líderes en estos términos.
La legislación verde es uno de los principales motores para el desarrollo medioambiental metropolitano. La suma de estas medidas ha impulsado que las ciudades evolucionen hacia infraestructuras diseñadas por un nuevo contexto de movilidad. En medio del desafío de la contaminación, la bicicleta se presenta como una opción eficiente y saludable para el transporte urbano.
La asignatura pendiente: la seguridad vial
Sin embargo, a pesar de las ventajas y la creciente popularidad de la bicicleta, la seguridad vial sigue siendo una preocupación importante. Es necesario promover una cultura ciclista en nuestras ciudades, educando a los conductores sobre el respeto y la convivencia con los ciclistas, así como fomentando el uso responsable de la bicicleta y el cumplimiento de las normas de tráfico. Tanto los conductores como los ciclistas deben ser conscientes de su papel en la vía pública y tomar las precauciones necesarias para garantizar la seguridad de todos. En esta materia, un gran referente son los países nórdicos, donde los pedales y los vehículos conviven en harmonía desde hace años.
La bicicleta no solo es un medio de transporte, sino también una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas y las comunidades. Promover su uso implica un compromiso conjunto de gobiernos, ciudadanos y empresas para construir ciudades más habitables, saludables y sostenibles. Con la celebración del Día Mundial de la Bicicleta y el Día Mundial del Medio Ambiente, recordemos la importancia de seguir pedaleando en la dirección más sostenible.